Analistas internacionales sugieren que China opta por una postura de «paz híbrida» respecto al conflicto entre Ucrania y Rusia, deseando una situación en la que Moscú ni gane contundentemente ni pierda. Esta posición refleja el interés de Pekín en mantener un equilibrio geopolítico sin comprometer abiertamente sus relaciones con Rusia ni desestabilizar las dinámicas globales. Para China, un conflicto prolongado pero controlado podría brindar beneficios estratégicos, permitiéndoles fortalecer su influencia sin involucrarse directamente en el conflicto.
En este contexto, Pekín busca evitar un desenlace que desequilibre sus relaciones comerciales y diplomáticas, tanto con las potencias occidentales como con Rusia. Mantener a Moscú como un aliado efectivo, pero sin permitirle una victoria decisiva, podría garantizar que China continúe expandiendo su influencia en Eurasia mientras limita el impacto de sanciones y presiones económicas. Esta estrategia subraya el enfoque pragmático de China en cuestiones internacionales, centrándose en el desarrollo de un orden mundial multipolar que favorezca sus intereses a largo plazo.
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