En un encendido discurso desde la Puerta del Sol, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha arremetido contra el Gobierno de Pedro Sánchez, acusándolo de una campaña de desprestigio hacia ella y su entorno personal. Ayuso defendió a su pareja, Alberto González Amador, afirmando que ha sido injustamente señalado por su relación con ella, y rechazó categóricamente cualquier acusación de corrupción en su contra. La mandataria regional, visiblemente afectada, denunció que la administración de Sánchez utiliza el poder del Estado en su contra y expresó su frustración por lo que considera un acoso político continuo que incluso se extiende a su círculo más cercano. Esta situación la ha llevado a negarse a participar en una reunión con Sánchez, al señalar que «todo tiene un límite» y cuestionar las supuestas intenciones detrás del encuentro.
A su vez, el Gobierno ha respondido a las acusaciones de Ayuso a través del secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, quien cuestionó la decisión de la presidenta regional de no asistir a la reunión con Sánchez, calificándola como una «pataleta» que falta al respeto institucional de los madrileños. Lobato argumenta que el gesto de Ayuso representa una falta de responsabilidad para con los ciudadanos, acusándola de estar demasiado centrada en confrontaciones políticas en lugar de en su gestión regional. Además, hizo un llamado a otros presidentes autonómicos del PP a no seguir el camino de Ayuso, elogiando a aquellos que, como él sugiere, muestran un compromiso más serio con el diálogo institucional y la representación de todos los habitantes de sus comunidades.
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