El Congreso mexicano se vio nuevamente envuelto en un tumultuoso enfrentamiento entre legisladores, protagonizado esta vez por Alejandro «Alito» Moreno del PRI y Gerardo Fernández Noroña de Morena. Durante una sesión de la Comisión Permanente, la negativa de permitirle a Moreno tomar la palabra exacerbó los ánimos, culminando en empujones y un intento de intercambio de golpes. Este incidente ha atraído la atención nacional e internacional, resaltando la tensión persistente entre diferentes fuerzas políticas en México. La escena se desarrolló en un contexto donde los enfrentamientos físicos y verbales entre legisladores de distintos partidos se han vuelto un patrón recurrente en el Congreso, alimentando un clima de confrontación que refuerza la percepción de una profunda polarización política.
El caos no es un fenómeno nuevo en el Congreso. En anteriores episodios, como el ocurrido en noviembre de 2023, las confrontaciones han involucrado incluso a figuras del oficialismo, como la diputada transgénero de Morena, María Clemente García, quien se enfrentó al presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel. Otros incidentes datan de octubre de 2021 y 2020, cuando las discusiones sobre la Miscelánea Fiscal y la eliminación de fideicomisos también desencadenaron enfrentamientos físicos. Hasta ahora, las consecuencias para estos actos violentos han sido limitadas, enfrentándose los involucrados únicamente a denuncias ante comités de ética. Sin embargo, el reciente anuncio de Noroña de buscar el desafuero de Moreno podría marcar un cambio en la actitud hacia la impunidad en el legislativo.
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