La venta de 30.000 toneladas de frutos rojos cultivados en invernaderos ilegales de Huelva a mercados europeos este invierno se suma al complejo problema de la gestión del agua en esta región andaluza. La producción ilícita, que representa el 9,5% del total agrícola de estas frutas en la provincia, tiene lugar en 1.180 hectáreas de suelo regadas con pozos ilegales. Este problema se agrava debido a la dependencia de estas fincas del acuífero del parque nacional de Doñana, actualmente en crisis por la extracción masiva de agua subterránea. Las autoridades, incluyendo la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Junta de Andalucía, carecen de medios suficientes para enfrentar esta situación que pone en desventaja a los agricultores que operan dentro de la legalidad.
A pesar de los esfuerzos por imponer normas de trazabilidad para impedir que estas fresas ilegales lleguen al mercado, la rentabilidad de las prácticas ilícitas y la lentitud de los procesos judiciales perpetúan su existencia. Iniciativas tecnológicas como la teledetección en tiempo real prometen un seguimiento más eficaz de estas actividades, sin embargo, la realidad muestra que las medidas legales y administrativas actuales son insuficientes. A raíz de un acuerdo previo entre el Gobierno central y la Junta de Andalucía para erradicar estas prácticas, las reformas legislativas sugeridas han generado controversia sin mucho avance tangible. Organizaciones ecologistas, como WWF, urgen a las autoridades a tomar medidas más enérgicas para proteger tanto el ecosistema de Doñana como la equidad en el sector agrícola.
Leer noticia completa en El Pais.