El sector de los semiconductores en Estados Unidos ha alcanzado un hito significativo con el reciente anuncio de GlobalWafers, que ha revelado que su planta en Dallas, Texas, se ha convertido en la primera en producir obleas de silicio en suelo estadounidense en 25 años. Este desarrollo es clave para reducir la dependencia de proveedores extranjeros y fortalecer la cadena de suministro local, en un contexto de presión geopolítica y políticas comerciales de la anterior administración de los Estados Unidos que apuntan a imponer aranceles de hasta el 300% en semiconductores importados. La estrategia del “Made in America” se centra en asegurar la autonomía tecnológica y la competitividad frente a mercados asiáticos.
Durante el “Taiwan Expo” celebrado en Dallas, Mark England, director general de GlobalWafers, enfatizó que la planta no solo representa una instalación productiva, sino que también contribuye a la creación del llamado “Silicon Prairie”: un clúster industrial en Texas que busca desafiar a los grandes polos asiáticos. La capacidad inicial de la planta será de 300,000 obleas de 12 pulgadas al mes en su primera fase, con un avance de construcción de entre 30% y 40%. También se planifica una segunda fase que multiplicará la producción. Las obleas son cruciales para la fabricación de chips avanzados de empresas como TSMC, Apple, Texas Instruments y Samsung, todas ellas con una presencia significativa en Texas.
El negocio de obleas de silicio, aunque mueve 13,000 millones de dólares, constituye la base de una industria de 650,000 millones de dólares y se proyecta que alcance hasta un billón de dólares en la próxima década debido al auge de la inteligencia artificial y la computación en la nube. GlobalWafers, con nueve socios estratégicos en Estados Unidos, se posiciona como un proveedor clave en la transición del país hacia la autosuficiencia en este ámbito.
Texas fue elegida como el emplazamiento de la nueva planta por sus ventajas fiscales, disponibilidad de agua y energía, y menores costos en comparación con California. La infraestructura en Texas se destaca por ser más adecuada y menos costosa, elementos cruciales para el consumo de agua que requiere una planta de obleas.
Este desarrollo indica un cambio estratégico desde la “isla del silicio” en Taiwán hacia la “llanura del silicio” en Texas, influenciado por incentivos del CHIPS Act, créditos fiscales y un entorno empresarial favorable, lo que genera una sinergia industrial entre Estados Unidos y Taiwán.
El anuncio de GlobalWafers se produce en un momento de tensiones tecnológicas entre Washington y Pekín, con Estados Unidos buscando reducir su dependencia de Asia y garantizar que los chips avanzados para IA, defensa y comunicaciones se produzcan localmente. Para empresas como Apple, TSMC y Texas Instruments, contar con un proveedor local de obleas significa una mejora en la logística, reducción de riesgos geopolíticos y el cumplimiento con las regulaciones de localización.
Con la confirmación de la segunda fase del proyecto, Texas podría consolidarse como un nuevo centro mundial de semiconductores, complementando al histórico Silicon Valley y al escenario asiático.
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