En el complejo entramado de la política contemporánea, surge una nueva faceta de ciudadanos: los exiliados del sistema. Estos individuos, desencantados con la maquinaria política actual, sostienen la teoría de que existe una falla en la programación social que termina por corroer el bienestar de las personas comunes. La creciente desafección hacia las instituciones y líderes políticos ha alimentado la creciente percepción de que la política, en lugar de servir al interés público, actúa como una fuerza que desestabiliza la vida cotidiana de los ciudadanos. Este fenómeno genera un distanciamiento, donde muchos optan por desprenderse del sistema en busca de soluciones más cercanas a sus necesidades reales.
La narrativa de los exiliados refleja un sentir global que cuestiona la efectividad y finalidad de las políticas públicas tal como se configuran hoy en día. Al señalar que la política, en su forma actual, podría ser el germen de la desgracia de las personas normales, estos exiliados no solo ponen en entredicho a los actores políticos, sino que también plantean la necesidad de una reprogramación del sistema que priorice el bienestar individual y comunitario. La creciente atomización social y el avance de corrientes que abogan por una renovación estructural evidencian que la política debe reinventarse, no solo para resaltar su relevancia, sino también para asegurar que no se convierta en un lastre para aquellos a quienes debería servir.
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