En un ambiente cargado de simbolismo patriótico, miles de personas se reunieron en el Zócalo de Ciudad de México, convocados por la presidenta Claudia Sheinbaum, para expresar su descontento hacia las políticas del presidente estadounidense Donald Trump. El evento, titulado irónicamente «Make America Mexicana Again», se convirtió en un espacio donde prevalecieron los cánticos nacionalistas, las banderas tricolores y las críticas directas hacia el vecino del norte. La animosidad hacia el magnate neoyorquino se hizo evidente en los carteles y consignas que inundaron la plaza, reflejando un resentimiento histórico por el trato recibido por parte de Estados Unidos y la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas. A pesar de que la amenaza arancelaria se disolvió, el evento ilustró el persistente sentimiento de agravio en la conciencia mexicana por hechos pasados como la pérdida de territorio en el siglo XIX.
Sheinbaum intentó resaltar la templanza y serenidad con la que su administración ha manejado las tensiones con Washington, destacando ejemplos de colaboración histórica entre ambas naciones. Sin embargo, la multitud también mostró una clara fractura en su unidad, con grupos sindicales y seguidores llevados por actores políticos regionales buscando visibilidad en la contienda. Con una multitud estimada en 350,000 personas, el evento osciló entre la demostración de unidad patriótica y un símbolo del fervor político interno. A medida que algunos asistentes comenzaron a dispersarse debido al calor sofocante y las condiciones en la plaza, quedó en evidencia que el desafío no solo radica en llenar el Zócalo, sino en mantener una postura firme y cohesionada ante la convulsa relación con Estados Unidos, evitando caer en provocaciones que puedan escalar conflictos mayores.
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