El gobierno de Michel Barnier, que no ha cumplido tres meses en el cargo, se enfrenta a una inminente moción de censura, marcando su gestión como la más efímera de la V República. Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, junto con el Nuevo Frente Popular, ha decidido presentar una moción en rechazo al presupuesto propuesto, que será aprobado sin votación parlamentaria mediante el artículo 49.3 de la Constitución. Barnier accedió a las principales exigencias de Le Pen, excepto retrasar el aumento de pensiones, lo que terminó por romper las negociaciones. La situación refleja el precario equilibrio de poder en la Asamblea Nacional dividida, donde ninguna fuerza política consiguió mayoría absoluta en las últimas elecciones.
Michel Barnier asumió el poder tras una serie de negociaciones post-electorales en un contexto político fragmentado. Sin embargo, su gobierno se encamina a una crisis tras la imposibilidad de aprobar el presupuesto consensuadamente. Mientras se debate el futuro político del país, el presidente Macron tiene el reto de encontrar un nuevo primer ministro que pueda obtener el respaldo necesario, posiblemente inclinándose nuevamente hacia los intereses de Marine Le Pen. En este incierto panorama, la prima de riesgo de Francia alcanza niveles preocupantes comparables a los de hace una década, lo que añade presión al ya complicado escenario político y financiero del país.
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