En el legendario Royal Portrush, Scottie Scheffler reafirma su supremacía en el golf al conquistar el Open Británico. Su dominio es tal que parece disputar dos torneos simultáneos: uno consigo mismo, explorando en soledad los desafíos del campo, y otro donde el resto de los golfistas intentan alcanzar un ya inalcanzable segundo puesto. Scheffler concluyó el torneo con una ventaja de cuatro golpes sobre Harris English, destacando su absoluto control del juego en un paisaje tan emblemático como el propio campeonato. La victoria se suma a su ilustre trayectoria, consolidada por éxitos recientes en el Byron Nelson, el Memorial y el Campeonato de la PGA, reforzando su estatus como número uno del mundo con récords que le acercan a leyendas como Tiger Woods.
Este triunfo no solo amplía su colección de títulos sino que destaca la consistencia y habilidad del jugador tejano. Tras superar un contratiempo al inicio del año, cuando una lesión en la mano le dejó fuera de juego temporalmente, Scheffler ha mantenido un rendimiento sin precedentes. Su triunfo en Royal Portrush es un testimonio de su resiliencia y destreza, admitiendo que mantiene la humildad gracias a su entorno personal, especialmente su familia. Mientras acumula victorias, Scheffler sigue siendo un ejemplo de concentración y equilibrio, cualidades que lo han llevado a convertirse, según muchos, en el mejor golfista contemporáneo. Su enfoque y mentalidad en los momentos críticos, como observó Jon Rahm, son tal vez el secreto detrás de sus impresionantes logros.
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