El presidente Pedro Sánchez atraviesa uno de sus momentos más difíciles al frente del Gobierno, visiblemente afectado por la reciente crisis política dentro de su partido, el PSOE. En un encuentro privado con unas 70 responsables de igualdad y dirigentes feministas del partido, Sánchez se mostró abatido y admitió una notable pérdida de peso debido al estrés de la situación. La crisis escaló tras la entrada en prisión de Santos Cerdán, antiguo secretario de organización a quien Sánchez apoyaba firmemente. Ante las asistentes, Sánchez expresó su dolor por haber confiado en personas implicadas en conversaciones denigrantes hacia las mujeres y en casos graves de corrupción. Reconoció sus errores, especialmente por la elección de José Luis Ábalos como secretario de organización, cuyas comunicaciones con Koldo García incluían comentarios despectivos sobre las mujeres.
Sánchez anunció un cambio en el código ético del PSOE para expulsar a militantes que utilicen la prostitución, en línea con su intención de prohibirla si logra el respaldo necesario en el Congreso. Durante el encuentro, el presidente también habló abiertamente sobre su posible dimisión, justificando su permanencia al argumentar que su salida podría empeorar la situación del partido. Insistió en que el ataque no es personal, sino contra su liderazgo en el PSOE, y destacó que dejar el cargo sería irresponsable. Pidió a las dirigentes feministas que defiendan las decisiones del Gobierno, como la reciente negativa a aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB, y recibió su respaldo, reforzando su postura antes del discurso formal que dará en el Comité Federal.
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