Las autoridades educativas se encuentran en pleno proceso de formulación de nuevas normativas y planes estratégicos destinados a ajustar el uso de ordenadores y tabletas en las aulas a partir del próximo curso académico. Este esfuerzo busca responder a un análisis detallado de la efectividad y el impacto de estos dispositivos digitales en el entorno educativo, con el objetivo de optimizar su integración y utilidad en el aprendizaje de los estudiantes. A través de un enfoque colaborativo, se pretende establecer directrices que aseguren que la tecnología no solo complemente, sino que efectivamente potencie las experiencias de enseñanza y aprendizaje, respetando los ritmos y contextos de los alumnos.
Las recomendaciones, que se espera sean debatidas en profundidad por padres, docentes y expertos en educación, se centran en garantizar un enfoque equilibrado que evite la dependencia excesiva de los dispositivos tecnológicos. La idea es fomentar un uso más reflexivo y crítico de las herramientas digitales, asegurando al mismo tiempo que todos los estudiantes tengan acceso equitativo a estas tecnologías. Además, se busca incluir en los planes educativos estrategias de formación continua para los profesores, asegurando que estos estén preparados para integrar efectivamente las herramientas digitales en sus prácticas pedagógicas y puedan acompañar a sus alumnos en el uso consciente y seguro de las mismas.
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