La desaparición de las lecturas obligatorias en el Bachillerato en Cataluña a partir del próximo curso ha generado un amplio debate sobre el enfoque educativo y el valor de la literatura en la formación de los estudiantes. La medida responde a un viraje hacia un modelo basado en competencias, dejando que cada centro escoja dos libros para trabajar géneros y tópicos literarios de forma crítica. Profesores y expertos coinciden en que, aunque esto puede permitir un análisis más amplio, la reducción del número de horas lectivas desde 2008 dificulta una enseñanza literaria completa y profunda. Además, subrayan la importancia de mantener el legado cultural enseñando a los clásicos y lamentan que un sistema evaluativo simplista pueda afectar la calidad de la educación literaria.
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