Con la llegada de 2025, los jubilados y pensionistas en España se preparan para un ajuste en sus ingresos, impulsado por la revalorización de las pensiones. Este año, el incremento se basa en un Índice de Precios al Consumo (IPC) medio interanual del 2,8%, asegurando así que las pensiones contribuyan a afrontar el coste de la vida. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 9,3 millones de personas se beneficiarán de este aumento, que afectará distintas modalidades como jubilación, incapacidad permanente y viudedad. Las pensiones de jubilación media aumentarán de 1.441 euros a 1.481,35 euros mensuales, mientras que la pensión máxima verá un incremento más significativo, alcanzando los 3.267,55 euros mensuales. Aunque este ajuste es más moderado que en años anteriores, sigue siendo crucial para mantener el poder adquisitivo de los pensionistas.
Además, se ha puesto en marcha un plan para elevar las pensiones mínimas y no contributivas por encima del IPC, como parte de una estrategia que busca alcanzar el umbral de pobreza en 2027. A partir de este plan, se pretende reducir considerablemente la brecha entre dichas pensiones y el nivel de vida aceptable. Las pensiones mínimas con cónyuge a cargo incrementarán alrededor de 27 euros mensuales, mientras que las pensiones no contributivas experimentarán un alza del 5,5%, alcanzando aproximadamente 543 euros al mes. Por otro lado, la base máxima de cotización para trabajadores activos también se ajustará, incrementando en un 4% para asegurar la sostenibilidad del sistema de pensiones. Este conjunto de reformas refleja el compromiso del sistema para proporcionar seguridad económica a los ciudadanos, promoviendo un modelo de bienestar que prioriza la protección de los más vulnerables en un contexto económico incierto.
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