La situación de los incendios en España ha desatado un intenso conflicto político, especialmente acrecentado por las declaraciones del ministro de Transportes, Óscar Puente. El ministro ha criticado duramente al Partido Popular, acusándolo de desidia en la gestión de crisis climáticas, particularmente en las comunidades autónomas que gobierna. Puente ha cuestionado a Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, por permanecer de vacaciones mientras su región ardía, lo que ha desatado una tormenta de críticas en las redes sociales. La respuesta del Partido Popular no se hizo esperar, con figuras como Alberto Núñez Feijóo defendiendo a Mañueco y acusando al Gobierno de falta de políticas efectivas contra incendios, y de frivolizar con el dolor ajeno.
La batalla política ha escalado con múltiples dirigentes del PP exigiendo la dimisión de Puente y calificándolo de «indigno». Puente, por su parte, se ha sostenido en su postura, argumentando que su indignación es genuina y está justificada ante la repetida inacción gubernamental en tragedias anteriores. El Gobierno, mientras tanto, ha resaltado su compromiso en la gestión de emergencias, señalando los recursos federales disponibles para las comunidades, como las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales y la intervención de la Unidad Militar de Emergencias. Sin embargo, la tensión entre administraciones sigue creciendo, reflejando un significativo desfase en la percepción y gestión de crisis entre el Gobierno central y las administraciones autonómicas.
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