El pontífice falleció este lunes de Pascua en la Casa Santa Marta. El Vaticano prepara ya los ritos fúnebres conforme al nuevo Ordo Exsequiarum aprobado por él mismo en 2024.
El Papa Francisco ha fallecido este lunes 21 de abril de 2025, a las 7:35 de la mañana, a los 88 años de edad, en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta. Así lo ha anunciado con profunda emoción el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia, a las 9:47 horas:
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, ha vuelto a la casa del Padre. Toda su vida ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al amor infinito y misericordioso de Dios Uno y Trino.”
Un final anunciado por la fragilidad de su salud
El Papa fue hospitalizado el pasado 14 de febrero en el Policlínico Gemelli tras padecer una bronquitis persistente que se agravó días después en una neumonía bilateral, diagnosticada el 18 de febrero. Tras permanecer ingresado durante 38 días, regresó al Vaticano para continuar su recuperación. Su estado, sin embargo, no logró estabilizarse y su salud fue deteriorándose progresivamente.
Desde joven, Jorge Mario Bergoglio convivió con problemas respiratorios. En 1957, con apenas 21 años, se le extirpó parte del pulmón derecho debido a una grave infección. A lo largo de su pontificado, canceló diversos actos por problemas respiratorios, incluido un viaje a Emiratos Árabes Unidos en noviembre de 2023 debido a una inflamación pulmonar.
Ritos fúnebres con sello personal
En abril de 2024, el propio Francisco aprobó una nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el ritual litúrgico para los funerales papales. Este documento, ahora en su segunda edición, incorpora cambios relevantes como el traslado inmediato del cuerpo a la capilla y su colocación en el féretro, suprimiendo algunas formalidades anteriores.
Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, ha explicado que el Papa pidió expresamente que los ritos fueran “más simples y centrados en la fe en el Cuerpo Resucitado de Cristo”, alejándose de connotaciones de poder terrenal.
“El funeral de un Papa debe ser el de un pastor, no el de un jefe de Estado”, destacó Ravelli, quien liderará las ceremonias previstas en los próximos días.
Un legado de cercanía, reforma y apertura
Elegido Papa el 13 de marzo de 2013, Francisco fue el primer pontífice jesuita, el primero de América Latina y el primero en más de un milenio en no adoptar el nombre de un predecesor. Su pontificado será recordado por su estilo sencillo, su cercanía con los fieles y su énfasis en una Iglesia “en salida” centrada en los pobres y en la justicia social.
Impulsó importantes reformas dentro de la Curia Romana, promovió la transparencia financiera del Vaticano, abordó con determinación la crisis de los abusos sexuales y abogó constantemente por el cuidado del medio ambiente, dejando como legado la encíclica Laudato si’, referencia global para la ecología integral.

También fue un firme defensor del diálogo interreligioso, especialmente con el islam, y mediador en conflictos internacionales, como el deshielo entre Cuba y Estados Unidos.
El mundo católico despide al Papa de la misericordia
El anuncio de su muerte ha generado ya muestras de condolencias de líderes religiosos, políticos y millones de fieles en todo el mundo. Durante la jornada, se espera que miles de personas acudan a la Plaza de San Pedro para rendir homenaje al pontífice argentino.
El Vaticano anunciará en breve la fecha exacta de la misa fúnebre, que previsiblemente se celebrará en la Basílica de San Pedro y será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, siguiendo la tradición para los papas fallecidos.
El mundo católico despide así a un pontífice que transformó la imagen del papado, acercándolo a la gente común, promoviendo la compasión y dejando huella como el “Papa de los márgenes”, pero también como un reformador con el corazón en los pobres y los olvidados.