Angela Merkel, excanciller de Alemania, ha irrumpido en el debate político de su país para criticar contundentemente a Friedrich Merz, el candidato de su partido, la Unión Democristiana (CDU), por aceptar votos del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) en iniciativas legislativas sobre inmigración. La intervención de Merkel, inusual dada su tendencia a mantenerse al margen del acontecer político tras dejar el cargo, ha sido motivada por lo que considera una cuestión de importancia fundamental para la CDU y para la política alemana. Aunque hizo hincapié en la diversidad de opiniones dentro de su partido, Merkel expresó que sigue considerándolo suyo a pesar de las divergencias. La reacción en la CDU ha sido de desconcierto, con su influencia diluida en las decisiones tomadas como la reciente política migratoria que marca distancia con la era Merkel, cuando permitió la entrada a miles de refugiados en 2015.
El revuelo en la CDU se intensificó después de que, en el Bundestag, una moción apoyada por AfD, fue aprobada, lo que llevó a un aumento en la abstención o el voto en contra por parte de algunos diputados de la CDU/CSU. Ante esta situación, Merkel enfatizó la necesidad de que en el congreso reciente de la CDU se asegurara que estas votaciones no se repetirían. Merz defendió su posición afirmando que no pactaría con la extrema derecha. No obstante, los sondeos reflejan ya un impacto negativo en la intención de voto para la CDU/CSU, que ha caído del 30 al 28%. Merkel lamentó la creciente polarización del panorama político y subrayó la necesidad de compromisos entre las fuerzas democráticas, ya que parece improbable que ninguna formación logre una mayoría absoluta en las próximas elecciones.
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