La próxima visita de Estado del presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte al Reino de Marruecos, programada para finales de octubre, ha sido confirmada en un comunicado reciente de la Casa Real marroquí. Este viaje, visto como un nuevo impulso para las relaciones bilaterales, ocurre en un contexto político delicado, tras el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental por parte de Macron. El presidente francés expresó su apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007, considerándolo como la única base viable para una solución política, lo que ha provocado tensiones, incluyendo la retirada del embajador argelino en París. Este movimiento estratégico busca fortalecer los lazos entre Francia y Marruecos, aunque desafía el consenso internacional liderado por la ONU que todavía ve al territorio como uno sin autonomía y pendiente de descolonización.
Paralelamente, la salud del rey Mohamed VI, de 61 años, genera preocupación debido a su visible deterioro, lo que se ha reflejado en sus esporádicas apariciones públicas. Recientemente, el monarca dio muestras de debilitamiento físico en actos oficiales, lo que ha generado especulaciones sobre una posible transición en el trono marroquí. Durante un evento en agosto, las imágenes editadas por la Casa Real mostraron al rey con dificultades para mantenerse en pie y un visible temblor de manos al condecorar al atleta olímpico Soufiane El Bakkali. Esta situación interna, sumada al complejo escenario internacional, sitúa a Marruecos en un momento crítico, desafiado a consolidar y relanzar relaciones con un aliado estratégico como Francia en medio de la incertidumbre que rodea tanto al panorama político como a la estabilidad del liderazgo real.
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