En un giro inesperado sobre el atentado de Manchester, se ha confirmado que una de las víctimas del trágico evento perdió la vida a causa de disparos realizados por la policía, y no directamente por la explosión. Este hecho ha generado una ola de preguntas y críticas hacia los protocolos de seguridad y respuesta rápida de las fuerzas del orden. Hasta el momento, los investigadores han señalado que la víctima fue confundida durante el caos que siguió al ataque, lo cual subraya la complejidad de las situaciones de emergencia en eventos multitudinarios.
Este incidente ha reavivado el debate sobre el uso de fuerza letal por parte de la policía en situaciones de alta presión. Familiares de la víctima y grupos de derechos civiles han manifestado su indignación, exigiendo una revisión exhaustiva de los procedimientos y responsabilidades en operaciones de alto riesgo. Las autoridades han prometido una investigación transparente y exhaustiva para determinar las circunstancias exactas que llevaron a esta trágica confusión, asegurando que buscarán medidas para evitar que tales errores se repitan en el futuro.
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