La mamba negra, una serpiente que habita en las sabanas y colinas rocosas del norte de África, es considerada una de las más letales del mundo debido a su veneno altamente tóxico que actúa en cuestión de segundos. Este reptil puede alcanzar más de 4 metros de longitud y moverse a velocidades de hasta 20 kilómetros por hora, convirtiéndose en un peligro mortal en casi todos los casos de mordedura. Aunque la taipán de la costa también es extremadamente venenosa, el veneno de la mamba negra es más rápido y eficiente, afectando rápidamente órganos vitales como el corazón y los pulmones. Las serpientes generalmente evitan a los humanos y prefieren alimentarse de presas vivas, y aunque muchas serpientes que encontramos son inofensivas, las especies invasoras pueden ser peligrosas. La mamba negra resalta como un ejemplo crucial del riesgo de subestimar la peligrosidad inherente de ciertos reptiles.
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