Israel ha decidido continuar su ofensiva militar en el Líbano, desoyendo las peticiones de alto el fuego impulsadas por Francia y Estados Unidos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó intensificar los bombardeos pese a las iniciativas internacionales para frenar los combates durante 21 días. Las acciones militares han dejado más de 600 muertos en el Líbano desde el inicio de la campaña, convirtiéndola en la jornada más sangrienta desde la guerra civil de 1975. El ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, confirmó en redes sociales que no habrá cese del fuego, subrayando la determinación de derrotar a Hizbulá y asegurar el retorno seguro de los residentes del norte a sus hogares.
La escalada de violencia ha forzado a decenas de miles de personas a huir, tanto en Israel como en el Líbano, recordando episodios oscuros de la región. Las fuerzas israelíes han incrementado su presencia en la frontera, con dos nuevas brigadas de reserva listas para una posible incursión terrestre en el Líbano. En el transcurso de la noche, Israel atacó alrededor de 75 objetivos en el sur del Líbano y Bekaa, causando varias muertes adicionales. Pese a los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos y Francia para una tregua temporal, Netanyahu reiterará la postura beligerante de Israel y su derecho a la autodefensa en la Asamblea General de la ONU.
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