El Ejército israelí ha enfrentado su jornada más mortal desde enero, con ocho soldados fallecidos en una explosión en un vehículo blindado en Rafah, sur de Gaza. La agresión, reivindicada por las Brigadas al Qasam, brazo armado de Hamás, se describe como una “emboscada contra vehículos enemigos”. Entre los muertos se identifica al capitán Wassem Mahmoud. Este evento subraya la peligrosidad en Rafah, uno de los núcleos de la ofensiva israelí, donde las fuerzas han sufrido significativas bajas. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reafirmado la determinación de Israel de continuar la operación militar, enfatizando que “no hay alternativa a la victoria”. Mientras tanto, la crisis humanitaria en Gaza se agrava, con restricciones en el acceso humanitario y niveles críticos de hambre, afectando particularmente a más de 50.000 niños que requieren tratamiento por desnutrición aguda.
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