En un acuerdo significativo para la estabilidad en Oriente Medio, se ha establecido un plan de 60 días para la retirada ordenada de las fuerzas militares israelíes del sur del país árabe, en un intento por desescalar las tensiones que han marcado la región en años recientes. Durante este periodo, está previsto que la milicia, que lleva tiempo siendo un actor importante en el conflicto de la zona, repliegue sus fuerzas hacia el norte del río Litani, creando una zona de amortiguamiento entre su posición y la frontera con Israel. Este movimiento estratégico busca reducir los enfrentamientos directos y trabajar hacia una tregua más estable entre las partes involucradas.
La retirada gradual de las tropas de ambas partes se presenta como un esfuerzo coordinado, mediado por entidades internacionales que buscan asegurar la implementación efectiva del plan sin incidentes de última hora. Observadores del proceso señalan que el éxito de esta operación puede sentar precedentes para resolver otras disputas en la región, aunque también hay un cauteloso optimismo debido a las complejidades históricas y políticas que han caracterizado los conflictos en esta área. Si bien el plan es ambicioso, las partes involucradas esperan que, con cooperación y vigilancia internacionales, se establezca un nuevo capítulo que priorice la paz y seguridad regional sobre las hostilidades del pasado.
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