El circuito de Marina Bay, en Singapur, es conocido por su clima extremo, con altas temperaturas y una humedad sofocante que complica las condiciones para quienes trabajan en el Mundial de Fórmula 1. Este año, la situación es aún más desafiante debido a las alertas por calor extremo emitidas por la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Se espera que los pilotos enfrenten temperaturas superiores a los 50 grados dentro de sus monoplazas, que actúan como verdaderos hornos. Para mitigar el impacto del calor, la FIA ha introducido un sistema de refrigeración innovador, aún en fase de desarrollo, que se incorpora en chalecos enfriados por un circuito de agua.
El sistema busca mantener la frescura de los pilotos a través de un circuito conectado al torso, aunque añade un peso extra de medio kilo, un detalle significativo para los equipos de F1 que optimizan cada gramo. Además, aquellos que decidan no utilizarlo deberán añadir 500 gramos de lastre, forzando el equilibrio entre competitividad y salud. Pilotos como Nico Hulkenberg y Carlos Sainz ya han experimentado las ventajas y retos del chaleco. Sainz destaca la posibilidad de que el sistema pueda no funcionar durante toda la carrera, mientras que otros pilotos como Fernando Alonso y Lance Stroll mencionan la incomodidad del ajuste bajo los cinturones de seguridad. La innovación se convierte así en un elemento crucial para enfrentar el abrasador desafío del Gran Premio de Singapur.
Leer noticia completa en El Pais.