El gobierno de Javier Milei se encuentra en el centro de un debate nacional al abogar por la liberalización del mercado en Argentina, una propuesta que ha generado controversia en diversos sectores, especialmente en relación con el futuro de Aerolíneas Argentinas. La administración Milei sostiene que abrir el mercado a la competencia podría catalizar una mejora en la eficiencia y la calidad del servicio aéreo, argumentando que la intervención estatal ha llevado a deficiencias operativas y a una carga fiscal significativa. Los partidarios de esta postura afirman que la privatización de Aerolíneas Argentinas podría reducir el déficit fiscal y alentar inversiones extranjeras, impulsando el crecimiento económico.
En contraposición, algunos sectores defienden fervientemente que Aerolíneas Argentinas debe mantener su estatus de entidad estatal, destacando su rol estratégico y su importancia como símbolo nacional. Sindicatos y trabajadores de la aerolínea, junto con una porción de la opinión pública, alertan sobre los riesgos de una posible privatización, incluyendo precarias condiciones laborales y la potencial pérdida de rutas comerciales no rentables pero esenciales para la conectividad del país. Asimismo, temen que el control del transporte aéreo por parte de empresas privadas pueda llevar a un aumento significativo de tarifas, afectando a los usuarios más vulnerables. La discusión sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas se perfila como un tema clave en la agenda política argentina, reflejando la tensión entre la búsqueda de eficiencia económica y la preservación de activos nacionales estratégicos.
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