La Dirección General de Tráfico (DGT) enfrenta un desafío significativo al no encontrar una empresa que asuma sus servicios aéreos, cruciales para la vigilancia y control del tráfico en el país, ya que el contrato actual expira a finales de agosto. A pesar de varias licitaciones, ninguna compañía ha cumplido con los requisitos establecidos, lo que podría comprometer la eficacia de las operaciones de seguridad vial. La ausencia de un proveedor adecuado afecta tanto al monitoreo de carreteras como a la supervisión de grandes eventos, áreas donde estos servicios son vitales.
Este vacío en el contrato genera preocupación entre las autoridades, ya que se acerca una temporada alta de tráfico, aumentando la necesidad de una supervisión aérea eficiente. La DGT busca soluciones alternativas mientras persiste la incertidumbre sobre quién se encargará de estas operaciones. El problema resalta la importancia de la innovación y adaptación en el sector de servicios técnicos especializados, y la necesidad de asegurar la continuidad de servicios críticos para el bienestar público.
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