El control riguroso de las fechas y plazos fiscales es crucial para cualquier empresa, startup o autónomo, especialmente en el último trimestre del año. Cumplir con los plazos establecidos por la Agencia Tributaria no solo evita sanciones, sino que también facilita una mejor planificación financiera. A continuación, se detallan los hitos clave del calendario fiscal y los modelos tributarios que deben presentarse entre octubre y diciembre, así como algunos consejos útiles para no perder de vista estas obligaciones.
El año fiscal se divide en cuatro trimestres, cada uno con sus respectivas fechas para presentar las obligaciones tributarias. En el primer trimestre, de enero a marzo, las empresas deben presentar el IVA e IRPF (modelos 303, 130 y 131) y la declaración de operaciones intracomunitarias (modelo 349) del 1 al 20 de abril. Durante el segundo trimestre, de abril a junio, las fechas son similares, extendiéndose del 1 al 20 de julio. En el tercer trimestre, que abarca de julio a septiembre, nuevamente se espera la presentación del IVA, IRPF y las operaciones intracomunitarias del 1 al 20 de octubre.
El cuarto trimestre, que se extiende de octubre a diciembre, representa un periodo crítico para autónomos, emprendedores y empresas. Durante este trimestre, los contribuyentes deben preparar el terreno para la presentación de varios modelos: el modelo 303 (IVA), el modelo 130 (IRPF para actividades económicas en estimación directa), el modelo 131 (IRPF para actividades en estimación objetiva), el modelo 115 (retenciones sobre alquileres), y el modelo 111 (retenciones a trabajadores y profesionales), todos con fecha de presentación del 1 al 20 de octubre, y posteriormente, del 1 al 20 de enero del año siguiente.
Para las empresas que realizan operaciones con otros países de la Unión Europea, el modelo 349 debe presentarse también entre el 1 y el 20 de octubre. Además, aunque no se presenta en el último trimestre, es esencial considerar que el plazo para el modelo 390, que es el resumen anual del IVA, vence el 30 de enero del año siguiente.
Para garantizar que todas estas obligaciones se cumplen correctamente y a tiempo, un enfoque estratégico es esencial. Utilizar herramientas de gestión contable puede ser de gran ayuda, ya que permiten mantener un control riguroso sobre los impuestos y los plazos, reduciendo el margen de error y asegurando el cumplimiento de las fechas establecidas. Otra táctica efectiva es establecer recordatorios, marcando las fechas límite en el calendario con suficiente antelación y utilizando alertas en aplicaciones móviles para no olvidar ningún plazo crítico. Asimismo, contar con el apoyo de un asesor fiscal puede ofrecer tranquilidad, ya que un profesional especializado garantizará que todos los modelos se presenten correctamente. Además, un asesor puede aportar recomendaciones valiosas para optimizar la gestión fiscal de la empresa.
En conclusión, llevar un control efectivo de las fechas y plazos fiscales del último trimestre no solo es crucial para evitar sanciones, sino que también contribuye a mantener una situación financiera saludable. Con una planificación adecuada y utilizando las herramientas y apoyos disponibles, cumplir con las obligaciones tributarias se convierte en una tarea más manejable para cualquier empresa o autónomo.
