El líder del Partido Popular ha enfatizado en recientes declaraciones que la situación actual no se trata de una confrontación entre españoles y extranjeros, ni entre partidos políticos como el PSOE y Vox. Destacó que el eje de discusión debe centrarse en la diferencia entre los ciudadanos pacíficos y quienes él identifica como «delincuentes». Estas afirmaciones buscan distanciar el debate de un enfoque ideológico o partidista, enfocándose más bien en el comportamiento cívico de los individuos, independientemente de su origen o afiliación política.
En este contexto, la afirmación del líder popular refleja una estrategia de discurso que busca despolitizar la conversación e incluir a diversos sectores de la sociedad bajo el mismo marco de conducta y legalidad. Al recalcar la convivencia pacífica, el político intenta trascender el discurso habitual de confrontación entre partidos políticos, señalando que el verdadero reto reside en el respeto a la ley y el orden social. La declaración también podría ser vista como un llamado a la unidad ciudadana frente a actos delictivos, situando el problema en un ámbito puramente de seguridad y convivencia.
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