El Partido Popular afronta un momento de tensiones internas tras la gestión de la catástrofe causada por la DANA, que dejó un trágico saldo de más de doscientos muertos. El líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, se distancia de la moderación mostrada inicialmente por el portavoz Borja Sémper, quien evitó criticar a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para evitar agitar aún más el clima político. Feijóo, por el contrario, ha lanzado duras críticas hacia Ribera, a quien responsabiliza de una gestión deficiente de la emergencia y acusa a la Confederación Hidrográfica del Júcar de negligencia por no informar adecuadamente sobre la crecida en el Barranco del Poyo. En su defensa, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, quien estuvo en el centro de la polémica por su reacción tardía, Feijóo ha argumentado que cualquier error en la respuesta valenciana es humano, en contraste con lo que considera fallos sistémicos del Gobierno central.
La discrepancia entre las posturas del PP en un lapso de 24 horas resalta las tensiones en el partido y en su relación con el Gobierno central. Mientras Sémper abogó por no atacar al Gobierno para no contribuir a un ambiente tóxico en la política, Feijóo intensificó las críticas al Ejecutivo y apuntó hacia la falta de centralización de la respuesta como uno de los factores clave detrás del caos percibido durante la crisis. Aunque Feijóo reconoce algunos errores por parte de la Generalitat, los considera menores en comparación con los del Gobierno de Pedro Sánchez. Feijóo lamenta la falta de una declaración de emergencia nacional, que habría transferido el control de la situación al Ministerio del Interior, resaltando su convicción de que el resultado habría sido distinto si el Gobierno hubiera respondido de manera diferente. Esta situación compleja refleja no solo las tensiones políticas dentro del PP, sino también las dificultades en la coordinación y gestión de desastres a nivel nacional y regional en España.
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