El FC Barcelona atraviesa uno de sus momentos de mayor inestabilidad tanto a nivel institucional como deportivo desde la vuelta de Joan Laporta a la presidencia del club en 2021. La reciente controversia en torno a Dani Olmo, a pesar de obtener la autorización del Gobierno y el Consejo Superior de Deportes para sus inscripciones, ha exacerbado las críticas y ha afectado la credibilidad de la entidad. Este episodio ha venido acompañado de la renuncia de un importante número de altos cargos, alcanzando casi la treintena de salidas desde que Laporta asumió el cargo. Notablemente, la dimisión de Juli Guiu, vicepresidente del área de marketing responsable de acuerdos significativos como los de Spotify y Nike, resalta las tensiones internas constantes.
La turbulencia en el club catalán no se limita a las altas esferas de la gestión; también ha impactado severamente a su estructura deportiva. Salidas cruciales como las de Jordi Cruyff, antiguo secretario técnico, y Mateu Alemany, director de fútbol, complican la estabilización deportiva post-Messi. Las renuncias en torno al proyecto del Espai Barça, que ha sido una fuente continua de conflicto, también reflejan las divisiones internas, con figuras clave como Jordi Llauradó y Maribel Meléndez abandonando sus puestos. Esta ola de dimisiones, que incluye a nombres destacados en diversas áreas del club, evidencia las profundas grietas en la estructura directiva del Barcelona, plasmando uno de los mandatos más convulsos en la historia reciente del club.
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