El PSOE de Andalucía (PSOE-A) enfrenta una crisis interna marcada por la salida de Juan Espadas como secretario general. Tras meses asegurando que el caso ERE, con más de 130 casos activos, es una «cacería» del Partido Popular para «encarcelar a inocentes», la renuncia de Espadas parece evidenciar la influencia de Pedro Sánchez y Ferraz en su dimisión. María Jesús Montero, actual mano derecha de Sánchez, se perfila como su sucesora, alimentando las especulaciones sobre un control más estricto desde Madrid sobre la federación andaluza. Esta situación llega en un momento en que Espadas había manifestado su intención de presentarse nuevamente a las primarias del partido, lo que sugiere que la decisión de su salida pudo no haber sido completamente personal.
Mientras tanto, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha expresado su respeto hacia Espadas y el proceso de renovación del PSOE-A, enfatizando la importancia de una política basada en el progreso y la moderación. Moreno, a través de redes sociales, deseó lo mejor a Espadas y reafirmó que el enfoque primordial de su gobierno es asegurar que Andalucía continúe siendo una región de desarrollo. Este gesto de cortesía se produce en un clima político tenso, donde el futuro liderazgo del partido en Andalucía sigue siendo incierto en medio de las investigaciones judiciales que continúan acaparando la atención pública.
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