Thais Villas, reportera de «El Intermedio», realizó una visita a un instituto con el objetivo de indagar si los adolescentes podrían sobrevivir por sí mismos en casa sin la intervención de sus padres. En un tono ameno, Vilas planteó a dos estudiantes, Daniel y Joan, la pregunta sobre su capacidad para gestionar tareas cotidianas, como la programación de una lavadora, una habilidad que contrasta con su destreza en el uso del móvil. La interacción se centró en si alguno de ellos había operado una lavadora, y la respuesta de Daniel fue sorprendentemente negativa, demostrando la desconexión entre el conocimiento tecnológico y las responsabilidades del hogar.
La conversación entre los dos jóvenes se tornó cómica cuando Daniel sugirió añadir agua a la lavadora, un planteamiento que Joan corrigió al señalar que la máquina gestiona automáticamente ese aspecto. La momentánea confusión llegó a ser esclarecida por Thais Villas, quien intervino para aclarar que no necesitan agregar agua, dejando a Daniel reflexionando sobre su error. Este episodio subraya un fenómeno contemporáneo, donde habilidades esenciales para la vida en el hogar parecen haber quedado relegadas en comparación con la facilidad que tienen los jóvenes para navegar en el mundo digital.
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