La reforma fiscal en España ha sido un tema central en la discusión pública en los últimos años, centrándose especialmente en la tributación de las rentas de capital. La reciente propuesta de Sumar, que sugiere elevar el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para dichas rentas al 30%, ha generado un debate considerable.
El sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, conocido como Gestha, analiza las implicaciones de esta medida en busca de un entendimiento integral de sus posibles efectos. Desde la organización, consideran que incrementar el impuesto sobre las rentas de capital significaría un paso hacia una mayor equidad económica. Indican que estas rentas, compuestas por ganancias patrimoniales, dividendos e intereses, suelen estar concentradas en los estratos más ricos de la sociedad.
Gestha apunta que mientras los ingresos laborales están sujetos a tipos impositivos progresivos que pueden llegar hasta el 54% en algunas comunidades autónomas, las rentas de capital han disfrutado históricamente de un tratamiento fiscal más favorable, con tipos máximos del 28%. Este tratamiento desigual, según el sindicato, ha contribuido a la creciente brecha de riqueza en España.
Aumentar el tipo impositivo sobre las rentas de capital al 30%, desde una perspectiva de redistribución de la riqueza, podría incrementar los ingresos fiscales del Estado, facilitando así la financiación de programas sociales y la mejora de los servicios públicos, beneficiando en particular a los sectores más vulnerables de la sociedad. Este ajuste contribuiría a un mayor equilibrio en la distribución de la riqueza.
El sistema fiscal español ha sido criticado por su falta de progresividad. Igualar los tipos impositivos de las rentas del capital a los del trabajo podría mejorar esta característica del sistema. Actualmente, las personas que ganan un millón de euros en dividendos tributan efectivamente un 26,78% de IRPF, una tasa similar a la de trabajadores con bases liquidables de solo 42,000 euros. Según Gestha, la dualidad del IRPF ha disminuido la progresividad del sistema fiscal durante décadas.
Uno de los principales temores respecto al incremento de la fiscalidad sobre el capital es su posible impacto negativo en la inversión. Sin embargo, datos de DataInvex muestran un aumento del 41,06% en la inversión extranjera en España en 2023, a pesar de nuevos tramos impositivos sobre las rentas de capital. Esto sugiere que el aumento de estos impuestos no ha afectado significativamente la atracción de inversión extranjera.
En cuanto a la inversión nacional, Gestha recuerda que gran parte está a cargo de grandes empresas e inversores institucionales, no directamente afectados por el IRPF. Las empresas también cuentan con mecanismos que mitigan el impacto de los impuestos a nivel corporativo.
El incremento del IRPF sobre las rentas del capital no discrimina entre sectores específicos, aunque existen incentivos fiscales que promueven la inversión en nuevas empresas en varias comunidades autónomas. Además, el FMI ha alertado sobre la necesidad de reconsiderar incentivos fiscales que fomentan la automatización en detrimento del empleo.
Gestha concluye que España mantiene una competitividad fiscal aceptable y que hay margen para incrementar los tipos marginales del IRPF sin afectar dicha competitividad. Equiparar los tipos impositivos entre las rentas del trabajo y del capital, revisar el tratamiento de las ganancias patrimoniales a corto plazo, armonizar los impuestos sobre patrimonio y sucesiones, e implementar un impuesto mínimo global sobre grandes fortunas son algunas de las propuestas postuladas.
El sindicato sostiene que el impacto recaudatorio de aumentar los impuestos sobre las rentas del capital sería limitado, dado que estas rentas están concentradas en una pequeña parte de la población. No obstante, esta medida podría mejorar la equidad del sistema tributario sin un impacto negativo directo en la creación de empleo, ya que la concentración de las fortunas más altas en pocas personas podría ser compensada con incentivos fiscales a la inversión productiva y políticas activas de empleo.
Para más detalles, consulte el enlace de la fuente de información en Capital.es.
Fuente: Gestha