El Ayuntamiento de Pozuelo ha ordenado el cese de actividad en unas instalaciones tras una reciente inspección, interrumpiendo así los planes del Ejecutivo de utilizar el lugar para trasladar a 400 menores no acompañados. Según las autoridades municipales, los edificios presentan deficiencias que impiden su adecuado uso como centro de acogida, lo que ha suscitado un interés crítico en la manera en que este tipo de decisiones se están tomando a nivel institucional. Este movimiento inesperado genera incertidumbre sobre el futuro de los menores, mientras el Gobierno busca alternativas viables para su reubicación.
La clausura de las instalaciones ocurre en medio de un creciente debate sobre la gestión de menores no acompañados en la región. La medida ha provocado reacciones encontradas entre los residentes de Pozuelo y las organizaciones de derechos humanos, que instan al Ejecutivo a garantizar condiciones dignas y seguras para los jóvenes afectados. Por otro lado, el Ayuntamiento defiende su decisión, resaltando la responsabilidad de asegurar que todas las infraestructuras cumplan con los estándares necesarios para el bienestar de los menores. La situación sigue en desarrollo, con expectativas de próximas negociaciones entre las partes involucradas.
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