El féretro que contiene los restos del Pontífice ha sido acompañado por una multitud de fieles mientras recorría las históricas calles de Roma, en una manifestación conmovedora de respeto y devoción. La decisión del Papa de ser enterrado con sus zapatos gastados ha resonado entre los asistentes, simbolizando su humildad y conexión con la comunidad. El cortejo fúnebre atrajo a miles de personas, todos ansiosos por rendir un último homenaje a una figura que dejó una huella imborrable en la Iglesia y en el mundo entero.
A lo largo del trayecto, el silencio respetuoso era interrumpido solo por murmullos de oraciones y cánticos en su honor. La escena en el centro de Roma fue un testimonio del impacto que el Papa tuvo en su pontificado, evidenciado por la variedad de personas presentes, de diversas nacionalidades y edades, unidas en una muestra de unidad y fe. Su legado de sencillez y servicio perdura, reflejado en los gestos sencillos, como su deseo de ser enterrado con sus zapatos cotidianos, que recordaron a muchos la orientación pastoral y cercana que caracterizó su liderazgo espiritual.
Leer noticia completa en El Mundo.