La Real Casa de Correos, ubicada en la Puerta del Sol de Madrid, ha sido objeto de intenso debate después de que las autoridades la designaran como espacio de Memoria Democrática. La medida busca convertir este histórico edificio en un lugar de reflexión sobre el pasado reciente de España, enmarcado en las acciones para el reconocimiento y reparo de las víctimas de la dictadura franquista. Sin embargo, la decisión ha generado una ola de reacciones mixtas, mientras algunos celebran la iniciativa como un paso necesario hacia la reconciliación histórica, otros expresan su desacuerdo señalando que se trata de un intento de reescribir la historia bajo una luz partidista.
La controversia se incrementó con las declaraciones de varios representantes políticos que criticaron la falta de consenso en la designación de la Real Casa de Correos para este fin. Los detractores argumentan que debería haberse llevado a cabo un proceso más inclusivo que considerara diferentes perspectivas históricas para una mejor representación de lo ocurrido durante esos años. Por otro lado, las organizaciones pro derechos humanos y asociaciones de memoria histórica han respaldado la decisión, insistiendo en la importancia de reconocer el dolor del pasado y promover un diálogo constructivo sobre los eventos que marcaron la historia reciente del país. La polémica sobre el edificio ha reabierto debates más amplios sobre cómo España maneja su legado histórico y las heridas aún por sanar de su pasado dictatorial.
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