En el ámbito de la comunicación, persiste una tendencia que enfoca la atención en la apariencia de la reina Letizia en lugar de sus contribuciones y actividades en eventos oficiales. Esta práctica, común en muchos medios, resalta los atuendos de la monarca mientras minimiza su participación en causas y discursos. Durante su reciente visita a Italia, por ejemplo, se destacó su sofisticado traje blanco, sin embargo, los detalles de su agenda o las iniciativas que apoya quedaron en segundo plano. Esta modalidad de cobertura refleja una preeminencia de la imagen sobre el contenido, y sugiere una reflexión necesaria sobre el papel de la prensa en un contexto contemporáneo que debería evitar anclarse en paradigmas pasados.
El tratamiento diferencial en el enfoque mediático también se hace evidente cuando se compara con el que recibe su esposo, el rey. La atención hacia el vestuario de las figuras femeninas de la familia real, incluidas las hijas, perpetúa un comentario frívolo que a veces resulta inapropiado, especialmente en el caso de la infanta Sofía, quien aún es menor de edad. Este fenómeno ha impulsado la idea de que el debate sobre la representación mediática debe evolucionar, posiblemente comenzando en 2025, con una reflexión más seria sobre la importancia otorgada a la moda en detrimento de las contribuciones intelectuales y humanitarias de la reina. La monarca, con una destacada carrera en el periodismo, podría liderar este cambio de narrativa, promoviendo una apreciación más integral de su rol y capacidades, alejando la atención de lo superficial y hacia lo sustantivo en las funciones reales.
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