En el Congreso de los Diputados, la comparecencia del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, estuvo marcada por el clima de tensión política y las tensiones internas sobre la «campaña arancelaria» impulsada por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. Salvo Vox, que evitó culpar directamente al expresidente estadounidense, los demás grupos políticos, incluido el PP, mostraron su disposición a colaborar con el Gobierno en busca de soluciones para mitigar el impacto de la guerra comercial en la economía española. No obstante, la retórica conciliadora chocó con las críticas y sospechas del PP sobre un supuesto pacto con el independentismo catalán, argumentando que ciertas modificaciones en el decreto no coincidían con el borrador inicial.
Durante el debate, el PP mantuvo una postura cautelosa, con su portavoz económico, Juan Bravo, expresando reservas sobre las medidas del Gobierno y advirtiendo sobre su retiro de las negociaciones si se perciben maniobras políticas indebidas. Mientras tanto, Junts proclamó haber asegurado beneficios para Cataluña, lo que complicó aún más el discurso del Gobierno y sus relaciones con los grupos independentistas. En contraste, Carlos Cuerpo desplegó un enfoque técnico en su presentación, desestimando las medidas de Trump y destacando la rápida respuesta del Gobierno, al tiempo que enfatizaba la necesidad de una estrategia unificada a nivel europeo. La jornada dejó entrever brechas políticas internas, mientras los distintos grupos parlamentarios se comprometían, al menos públicamente, a trabajar juntos por el bien de los afectados.
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