Estados Unidos ha decidido suspender su asociación estratégica con Georgia tras la reciente interrupción del proceso de adhesión del país caucásico a la Unión Europea, una medida que se produce en un ambiente de fuertes tensiones y multitudinarias protestas en dicho país. Según un comunicado del Departamento de Estado, la decisión del partido gobernante en Georgia, Sueño Georgiano, de detener el avance hacia la integración con la UE, va en contra de las expectativas del pueblo georgiano, establecidas en su propia Constitución. La interrupción de dicho proceso no sólo distancia a Georgia de Europa, sino que también podría incrementar su vulnerabilidad frente al Kremlin, motivo de particular preocupación para Estados Unidos.
El primer ministro georgiano, Irakli Kobakhidze, anunció esta suspensión después de que el Parlamento Europeo calificara las recientes elecciones georgianas como carentes de legitimidad democrática. Las reacciones no se hicieron esperar y miles de personas salieron a las calles en protesta, llegando incluso a incendiar partes del edificio del Parlamento en Tiflis. La respuesta policial fue inmediata y contundente, con el uso de cañones de agua, gases lacrimógenos y gas pimienta, lo que fue fuertemente criticado por el Departamento de Estado. En medio de estas tensiones, se informó que el embajador de Georgia en Estados Unidos, David Zalkaliani, presentó su renuncia tras tres años de servicio, sumando así un nuevo episodio de inestabilidad en la política exterior georgiana.
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