El despliegue de militares en California ha agudizado el enfrentamiento entre el gobierno de Donald Trump y las autoridades locales demócratas. Unos 5.000 efectivos, incluidos marines y guardias nacionales, han sido enviados a Los Ángeles en respuesta a manifestaciones contra las políticas migratorias de Trump. Esta acción, no solicitada por las autoridades de California, ha generado controversia, pues el Presidente ha invocado poderes de emergencia raramente utilizados desde 1965. Mientras las protestas continúan de manera mayoritariamente pacífica, la presencia militar y las críticas del gobernador Gavin Newsom subrayan un clima de tensión política que desafía la soberanía estatal.
En Los Ángeles, las manifestaciones han seguido por cuarto día consecutivo, con altercados y algunas detenciones. Las imágenes de soldados durmiendo en el suelo, publicadas por medios locales, han intensificado las críticas hacia la logística del envío militar. Newsom, que ha solicitado a los tribunales frenar el despliegue, señala que esta presencia militar distrae recursos de otras prioridades como la lucha contra el fentanilo y el control de incendios. En tanto, la alcaldesa Karen Bass llama a la calma y a evitar el caos provocado por estas acciones del gobierno federal. Con manifestaciones extendiéndose a otras ciudades de California, el ambiente social se mantiene en ebullición en medio de una creciente militarización del estado.
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