La economía española enfrenta pérdidas anuales de 5.700 millones de euros debido a la venta de productos falsificados, según un estudio realizado por la agencia Sicpa. Esta práctica ilícita no solo afecta las arcas del país, sino que también impide la creación de más de 44.000 empleos cada año. Las falsificaciones abarcan una amplia gama de productos, desde ropa y calzado hasta tecnología y productos farmacéuticos, generando un impacto negativo significativo en sectores clave de la economía nacional.
Además de las pérdidas económicas directas, la proliferación de falsificaciones socava la confianza del consumidor y daña la reputación de las marcas legítimas. La falta de controles efectivos y la creciente sofisticación de los falsificadores dificultan la tarea de las autoridades en su lucha contra este fenómeno. Ante esta problemática, expertos y organismos instan a la implementación de medidas más estrictas y al fortalecimiento de la cooperación internacional para enfrentar este desafío y proteger tanto a los consumidores como a las empresas auténticas.
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