En las últimas semanas, un número creciente de personas en Estados Unidos ha perdido sus empleos como consecuencia de comentarios en redes sociales sobre el asesinato del activista político Charlie Kirk. Desde pilotos de aerolíneas hasta columnistas de medios de comunicación han sido objeto de represalias por sus publicaciones. Influencers como Laura Loomer han instado a sus seguidores a actuar contra quienes celebran la muerte de Kirk, llevando a cabo una serie de despidos en respuesta. Se estima que entre 30 y 60 individuos han sido despedidos, destacando el caso de la columnista del Washington Post, Karen Attiah, quien fue despedida tras parafrasear una cita de Kirk.
La situación ha sido intensificada por las reacciones de figuras políticas y el gobierno, incluyendo al Secretario de Transporte, Sean Duffy, quien enfatizó la necesidad de condenar la glorificación de la violencia política. Además, varias aerolíneas, como Delta y American Airlines, han anunciado acciones contra empleados que han realizado comentarios inapropiados. La controversia también ha sido avivada por la creación de un sitio web anónimo que recopilaba información de personas que celebraban la muerte de Kirk, lo que ha generado un clima de miedo y vigilancia en el discurso público. Este contexto sigue alimentando el debate sobre la libertad de expresión y la responsabilidad en las redes sociales.
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