El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a configurar su equipo de cara a su próxima administración, destacando figuras clave para su política migratoria. En un gesto que recuerda a su primer mandato, Trump utilizó su red social, Truth Social, para anunciar que Tom Homan será el «zar de la frontera», mientras que Stephen Miller estará al frente del ambicioso plan de deportaciones. Con esta decisión, Trump deja claro que planea emplear una mano dura contra la inmigración ilegal, prometiendo deportar hasta un millón de personas al año, una cifra que supera ampliamente las acciones de su administración anterior. Este enfoque ha generado preocupación entre organizaciones de derechos humanos, quienes advierten sobre las implicaciones potencialmente traumáticas para los millones de inmigrantes sin papeles en Estados Unidos.
El coste económico y logístico de implementar estas deportaciones masivas es uno de los principales desafíos que enfrentará Trump. Según estimaciones del American Immigration Council, deportar un millón de personas al año podría costar 88.000 millones de dólares anuales, además de requerir la contratación de 30.000 nuevos trabajadores. Esto convertiría a la agencia federal encargada en la más grande del gobierno estadounidense. A nivel económico, la deportación de millones de inmigrantes podría tener un impacto negativo, dado que muchos de ellos ocupan puestos de trabajo que los ciudadanos estadounidenses no desean. A pesar de estos retos, Trump ha mantenido su firmeza en este tema, avivando el debate sobre el futuro de la política migratoria en Estados Unidos y desencadenando una probable batalla legal en los tribunales.
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