En la reciente cumbre internacional auspiciada por el expresidente Donald Trump, se abordó la tensa situación en Ucrania, con la participación de líderes clave, incluyendo al presidente ruso, Vladimir Putin. Observadores han señalado que el evento parece rehabilitar la imagen internacional de Putin, sin importar sus acciones previas. Las discusiones giraron en torno a una posible partición de Ucrania, evocando preocupantes paralelismos con la histórica entrega de los Sudetes a Hitler en 1938, lo que ha generado una oleada de críticas y temores sobre las implicaciones geopolíticas.
La reunión ha suscitado un debate intenso sobre las consecuencias de conceder concesiones territoriales a Rusia, en un esfuerzo por alcanzar una paz duradera en la región. Sin embargo, varios analistas advierten que este enfoque podría legitimar las tácticas agresivas de Putin y sentar un precedente peligroso en la política internacional. Mientras las grandes potencias intentan navegar por este complejo escenario diplomático, la posible repartición de Ucrania plantea interrogantes sobre el futuro del equilibrio de poder en Europa y el respeto a la soberanía de las naciones.
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