Las elecciones presidenciales de Estados Unidos, previstas para el 5 de noviembre, despiertan grandes expectativas en la Unión Europea, que observa de cerca no solo por la elección misma sino también por el impacto potencial en la dinámica transatlántica. Los dos posibles candidatos, Donald Trump y Kamala Harris, representan visiones distintas que repercutirán en temas cruciales como la defensa, el comercio y la cooperación tecnológica. Mientras que la Administración de Biden ha fomentado una cooperación más estrecha en estas áreas, especialmente en oposición a Rusia, un retorno de Trump podría significar una mayor deriva autoritaria y un distanciamiento, poniendo en aprietos a Europa. La necesidad de que las naciones europeas aumenten sus contribuciones en defensa y la cuestión del apoyo a Ucrania serán temas candentes bajo cualquiera de las presidencias, aunque con enfoques diferentes.
En este contexto, la Unión Europea se prepara para todos los escenarios posibles con un grupo de expertos, esperando que las elecciones no alteren en exceso las relaciones transatlánticas ya marcadas por desafíos comerciales y políticas internacionales. Con Harris, la continuidad sería la norma, alineada con la cooperación previa de Biden, aunque no exenta de tensiones, especialmente en el ámbito económico. En cambio, Trump podría revivir un enfoque proteccionista y confrontativo, poniendo en riesgo los avances recientes. Sin embargo, desde Bruselas también se ve una posible oportunidad en un segundo mandato de Trump: un impulso para acelerar la autonomía estratégica de la UE. En este tablero político, la elección en Estados Unidos es vista como un factor determinante que podría reconfigurar alianzas y prioridades en un mundo cada vez más interdependiente.
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