Investigadores han descubierto que la metformina, medicamento comúnmente utilizado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, tiene un efecto prometedor en la desaceleración del envejecimiento. Este hallazgo sugiere que la metformina puede mejorar la calidad de vida y prolongar la longevidad más allá de su uso tradicional para controlar los niveles de glucosa. Estudios en modelos animales han demostrado que la metformina no solo mejora la salud metabólica, sino que también influye en mecanismos biológicos clave relacionados con el envejecimiento, como la inflamación, el estrés oxidativo y la regulación del ciclo celular. A nivel biológico, el envejecimiento está vinculado al daño acumulado en el ADN, la disfunción mitocondrial, el aumento del estrés oxidativo y la inflamación crónica. La metformina podría ayudar a mitigar estos efectos activando una enzima crucial en la regulación del metabolismo celular y la reparación.
El entusiasmo por las propiedades antienvejecimiento de la metformina ha llevado a la realización de ensayos clínicos en humanos, como el proyecto TAME (Targeting Aging with Metformin), que evalúa su potencial para disminuir enfermedades relacionadas con la edad como el cáncer y las cardiovasculares. Resultados preliminares sugieren que personas que utilizan metformina para la diabetes tipo 2 presentan menor incidencia de enfermedades relacionadas con la edad y una mayor esperanza de vida. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para la medicina preventiva, aunque aún es necesario realizar más estudios para comprender los efectos a largo plazo y posibles riesgos en personas sanas. La investigación sobre la metformina como fármaco antienvejecimiento es parte de un esfuerzo mayor en el campo de la gerociencia, buscando terapias que retrasen el envejecimiento y reduzcan enfermedades crónicas en la vejez.
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