Un ciervo irrumpió el jueves pasado en una zona urbana de Madrid, causando asombro y preocupación entre los residentes de la ciudad. El animal, visiblemente nervioso y desorientado, fue visto deambulando por varias calles antes de que las autoridades locales pudieran intervenir. Según testigos, el ciervo parecía haber perdido todo sentido de orientación, posiblemente debido al tráfico y al ruido intenso de la ciudad. La policía fue alertada inmediatamente y, en colaboración con el equipo de control de fauna salvaje, trabajaron para asegurarse de que el animal no causara daño ni se lesionara durante su captura.
El operativo para capturar al ciervo fue desafiante debido a la imprevisibilidad del animal y la densidad del tráfico. La policía tuvo que desviar el tránsito en algunas calles para minimizar riesgos tanto para los automovilistas como para el propio ciervo. Finalmente, después de varias horas de esfuerzos coordinados, las autoridades lograron sedar al ciervo de manera segura. El animal fue trasladado a un entorno más adecuado para su evaluación y posible reubicación. Este incidente ha suscitado un debate sobre la creciente aparición de fauna silvestre en áreas urbanas, un fenómeno que se ha vuelto más frecuente en los últimos años debido a la expansión de las ciudades y la reducción de los hábitats naturales.
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