Las próximas semanas son cruciales en el conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que coinciden con la potencial reducción de apoyo de Estados Unidos con la llegada de Donald Trump a la presidencia. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha instado a la unidad entre Europa y EE. UU. en Bruselas, demandando garantías de seguridad para su país con el fin de disuadir futuras agresiones. Los líderes europeos, reunidos en una cumbre, han ratificado su compromiso de proporcionar ayuda militar continua a Ucrania para fortalecer su posición en cualquier posible negociación de paz, un escenario que parece cada vez más viable. António Costa, presidente del Consejo Europeo, ha subrayado que la integridad del derecho internacional depende del fin exitoso de esta invasión.
Sin embargo, el apoyo sostenido enfrenta desafíos, especialmente si EE. UU. decide retener su respaldo. La Unión Europea se prepara para tomar un rol más proactivo, buscando «garantías de seguridad» para Ucrania que pueden ir desde su integración en la OTAN hasta despliegues de tropas europeas. Este debate recibió un impulso tras una reunión entre Zelenski y líderes de siete países de la OTAN, organizada por Mark Rutte. Reino Unido ha prometido intensificar el entrenamiento militar de las tropas ucranianas, mientras que la UE se centra en asegurar la infraestructura energética de Ucrania. Además, Zelenski ha anunciado que Ucrania dejará de permitir el tránsito de gas ruso a través de su territorio, una decisión que ha encontrado críticas de países prorrusos como Eslovaquia, pero que subraya la determinación de Kiev en su confrontación con Moscú.
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