A medida que la invasión rusa en Ucrania avanza hacia una fase crítica, las perspectivas diplomáticas comienzan a moldearse de manera notable. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se está mostrando dispuesto a considerar cesiones territoriales a cambio de que el resto del país pueda integrarse en la OTAN y obtener garantías de seguridad de Occidente. Este cambio de estrategia aparece en un contexto donde el presidente ruso, Vladimir Putin, intensifica sus esfuerzos bélicos, apoderándose de más territorios, como Kurajovo en la región de Donetsk, y causando un aumento en el número de víctimas mortales. Las regiones de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia, Jersón y Crimea, controladas en su mayoría por Moscú, son las áreas que Ucrania podría ceder en esta negociación, aunque la posibilidad de una membresía en la Alianza Atlántica sigue siendo un objetivo incierto para Kiev.
Por otro lado, el enfoque de Zelenski incluye un «plan de victoria» basado en cinco puntos estratégicos que, sin embargo, no terminan de convencer a todos los gobiernos europeos. Entre las prioridades de Zelenski figuran fortalecer la alianza con la OTAN, recibir apoyo militar para presionar a Rusia y establecer medidas disuasorias en suelo ucraniano. No obstante, la Unión Europea, aún viendo lejanas las condiciones para la paz, se mantiene firme en su apoyo a Ucrania, pero recalca la necesidad de una unidad conjunta con Estados Unidos. Con las tensiones en aumento y el panorama mundial en constante cambio, las alianzas geopolíticas se tornan vitales, y el respaldo continuo a Kiev se considera esencial en la lucha contra la expansión rusa, siendo los países bálticos los más insisten en incrementar el suministro militar y económico al país asolado por la guerra.
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