En un discurso contundente durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente de Ucrania subrayó la necesidad crítica de contar con un Ejército que ascienda a un millón y medio de soldados en caso de no integrarse en la OTAN. Remarcó que esta fuerza militar ampliada sería necesaria para garantizar la seguridad nacional frente a las amenazas externas, que considera crecientes e inminentes. La declaración se produce en un contexto de tensiones geopolíticas en la región, con Ucrania enfrentando desafíos significativos para mantener su integridad territorial y soberanía, especialmente en el conflicto en curso con Rusia.
El presidente ucraniano destacó que la adhesión a la OTAN continúa siendo una prioridad estratégica para su país, argumentando que la pertenencia a la Alianza Atlántica fortalecería su posición defensiva y disuadiría potenciales agresiones. No obstante, ante la incertidumbre de una pronta incorporación, el mandatario definió la expansión de las fuerzas armadas como una medida crucial para su supervivencia. La propuesta ha generado un amplio debate sobre la viabilidad económica y logística de tal expansionismo, en medio de las ya limitadas finanzas del país. La comunidad internacional observa de cerca estos desarrollos, reconociendo el impacto significativo que podrían tener en la estabilidad regional y en las relaciones entre Occidente y Rusia.
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