Yamandú Orsi asumió la presidencia de Uruguay en una ceremonia marcada por la alta presencia internacional y el simbolismo político, al representar el retorno de la izquierda al poder tras un quinquenio de centroderecha bajo Luis Lacalle Pou. Durante su discurso, Orsi subrayó que su gobierno no busca una refundación, sino avanzar con nuevas propuestas y construir sobre la solidez democrática del país. Afirmó su compromiso con los valores de libertad, verdad y justicia, recordando el fin de la dictadura hace cuatro décadas. La toma de posesión, la más concurrida desde 1985, contó con emocionantes momentos como la participación del expresidente José «Pepe» Mujica, quien, a pesar de sus problemas de salud, se mostró como figura clave en la victoria de Orsi y expresó su plena confianza en el nuevo mandatario.
La nueva administración enfrenta desafíos significativos, entre ellos la lucha contra la pobreza infantil, la inseguridad y la revitalización económica, la cual ha experimentado crecimiento moderado en la última década. Orsi resaltó la necesidad de un enfoque integral para abordar la violencia, señalando que las acciones represivas no bastan sin atender sus causas. En la esfera económica, prometió impulsar el desarrollo basado en el conocimiento y la inversión, buscando retomar un crecimiento sólido. La capacidad de negociación se hace crucial para Orsi, ya que aunque el Frente Amplio tiene mayoría en el Senado, requerirá colaboraciones en la Cámara de Diputados para implementar su agenda legislativa con éxito. En este contexto, sus antecedentes como líder en Canelones y su popularidad podrían ser activos importantes para lograr consensos que permitan avanzar en sus objetivos de gobierno.
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